Para comprarse un traje, un coche o contratar un viaje escucha el consejo de expertos que le aseguren la
elección adecuada. A todos, casi en cualquier faceta de la vida, nos viene bien una opinión neutral y
autorizada que nos ayude a ver las cosas claras antes de decidir. Suponga que le sucede:
1. Le invitan a contar sus experiencias como empresario o a manifestar su opinión ante un público
entendido, pero no está acostumbrado a un escenario y teme que su intervención pueda resultar aburrida;
o lo que es peor, “quedarse en blanco”. ¿No le gustaría afrontar esta situación sabiendo qué decir y cuando,
cómo utilizar las anécdotas e incluso qué vestimenta llevar? Hablar en público puede ser divertido.
2. El talento y la capacidad se heredan, pero la manera de hacerlos rentables se aprende. De poco sirve el talento
si no encuentra el medio de expresarse. Desarrollar sus habilidades es importante para ud. y su negocio, pero su tiempo
es muy escaso como para dedicarse a explorar y seleccionar, de entre los miles de cursos que ofrece el mercado de la
formación, cuáles son los más adecuados para ud. Un plan personalizado que cubra sus verdaderas necesidades le permitirá
“ir al grano” y aprovechar bien sus recursos desde el principio. ¿Se anima?
3. Ud. quiere fidelizar a sus empleados claves, y aunque está dispuesto a pagar más ha comprobado que motivar sólo con
dinero produce “mercenarios”. También sabe que la “palmadita en la espalda” es necesaria pero no siempre logra los
resultados previstos. ¿No será cuestión de enfoque? ¿No le gustaría saber por qué son ineficaces las medidas que ha adoptado otras veces?
4. Es relativamente sencillo tomar decisiones cuando se trata de una venta o una compra: de tanto dispongo, tanto
arriesgo y tanto gano. Pero ¿y cuando se trata de asuntos en los que se mezclan sentimientos, compromisos o presiones
familiares? ¿No le gustaría decidir lo que realmente quiere y poner cada cosa en su sitio, sin tanta tensión como está
sufriendo? ¿No le gustaría quitarse un peso de encima?
5. Para continuar avanzando requiere transformar su grupo de directivos en un Equipo de Alto Rendimiento y, pese a la
voluntad que ponen –por algo son su gente de confianza, observa que no logran cambiar las maneras y es ud. en definitiva,
quien acaba resolviéndolo todo. ¿Es así? ¿Se ha planteado que un cambio de “animador” puede despertar talentos que,
simplemente, se han acomodado?
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